Por favor, seamos un poco infelices

Vamos a permitirnos ser infelices y dejar de estar cazando constantemente la felicidad, es el potente mensaje del reconocido psiquiatra belga Dirk de Wachter.

Para de Wachter, la sociedad occidental vive enfocada en ser feliz, como si de alcanzar una meta se tratara. Aspiramos a la felicidad y nos obsesionamos con ella por que la vemos como un producto.  Y es que nos consideramos responsables de construir nuestra felicidad, de construir nuestro yo controlando todo y, en muchísimos casos, midiendo nuestro éxito en función de lo material. Todo esto es para él una ilusión.

Entonces, ¿qué hacer cuando las cosas no salen como esperamos en una sociedad que aspira a que todo sea fantástico en un mundo de puras sonrisas? Seamos francos, dice él: las miserias no se comparten en las redes sociales ni en las reuniones. La infelicidad se comenta con el psiquiatra o el psicólogo, a puerta cerrada.

Un buen consejo nos regala el psiquiatra belga: Por favor, seamos un poco infelices. Es parte de la vida aceptar nuestras penas, eso es lo que nos conecta con nuestros seres queridos y fortalece nuestras relaciones con ellos. No se trata tampoco de ir llorando todo el tiempo por la vida, pero sí de compartir nuestra infelicidad y nuestras miserias, así como de abrirnos a escuchar las de otros. Dejemos de ser individuos todo el tiempo, de querer poder hacer todo solos. Porque, en un mundo donde no hay cabida para compartir la infelicidad, la tristeza, la desolación, la pena y todas esas emociones  relacionadas con la infelicidad se van hacia nuestro interior y acaban convirtiéndose en enfermedad.

Dejemos de querer ser felices, aspiremos a ser valiosos para nosotros mismos y para nuestro entorno y nuestros seres queridos. Cuidemos a otros y dejemos que nos cuiden, ya que esto en sí nos va llevando por la ruta de la felicidad de manera orgánica.  Vamos  a permitirnos el misterio, el no saber qué pasará, dejemos de racionalizar y controlar todo.  Hablemos desde el corazón usando las palabras como puente, ya que ellas son la mejor medicina para disolver nuestras tristezas. No hay mejor remedio que las palabras para deshacerse de las penas y las tristezas. No las ocultemos, veámonos a los ojos con nuestros seres queridos.

Hay que darnos el tiempo de ser y no solo de hacer, hay que mostrar nuestra vulnerabilidad. No somos bloques de concreto, sino humanos de carne y hueso que sentimos.

Fuente: Laat ons ook ongelukkig zijn | Lezing door psychiater Dirk De Wachter