Puede que muchas de vosotras que hayáis leído previamente artículos divulgativos acerca del estrés, sepáis que existen tres niveles a los que el estrés se experimenta. Estos tres niveles son el nivel fisiológico, el nivel psicológico, y el nivel social. A nivel fisiológico experimentamos varios cambios en nuestro cuerpo controlados, principalmente, por el hipotálamo. Son los cambios en nuestro organismo que todos hemos experimentado alguna vez ante un acontecimiento (estresor) externo o interno que nos ha provocado miedo, por ejemplo: se eriza el pelo, sudoración, aumento del ritmo cardíaco, etc. A nivel psicológico experimentamos cierta cantidad de pensamientos que a veces son molestos, que duelen, o que entorpecen nuestra conducta. Por ejemplo, la persona que tiene miedo a volar y piensa mientras hay turbulencias en el avión ¨se va a caer¨, ¨me voy a morir¨ o alguien que tiene fobia a hablar en público cuando piensa ¨voy a hacer el ridículo¨ o ¨todos se van a reír de mi¨. A nivel social el estrés que sufre una persona tiene un efecto en su familia, sus amigos, compañeros de trabajo, etc.
Estos tres niveles no son independientes, sino que interactúan y se afectan unos a otros. Los estresores, que son los estímulos que causan el estrés y que pueden ser tanto externos como internos, están siempre ahí, son parte de nuestra vida. Como escribió Hans Selye, uno de los investigadores más importantes acerca de este tema, el estrés no es bueno o malo, es sólo la forma en la que se desarrolla la vida diaria. Son precisamente las reacciones (fisiológicas) ante el estrés, que vienen predeterminadas por nuestra condición animal (y que compartimos, por ejemplo con los ratones -por algo les utilizan en el laboratorio-) las que tenemos que aprender a reconocer y detectar gracias a nuestras capacidades cognitivas (algo que no poseen los ratones), como ha señalado recientemente Ledoux en su genial libro A n x i o u s . Esa capacidad de reconocimiento y detección de nuestras reacciones, es lo que nos puede hacer responder en vez de reaccionar. Como dice Jon Kabat – Zinn , si somos conscientes de nuestras opciones y estamos atentos a la relevancia y efectividad de nuestras respuestas, podremos ser dueños de nuestra experiencia. Esto es, podremos ser dueños de nuestra experiencia en lugar de dejarnos llevar (solo) por reacciones automáticas que no ponemos en marcha de forma consciente, (lo que se conoce por la reacción de ¨lucha o huida¨ (fight or flight) en situaciones que no suponen un ¨riesgo inminente¨ para nuestra supervivencia (por ejemplo, hablar en público).
Nosotros y nosotras tenemos la oportunidad de adquirir recursos para manejar las experiencias de la vida diaria. Unas experiencias son agradables y otras no son agradables. O mejor dicho, unas experiencias son evaluadas como agradables y otras son evaluadas como desagradables. Añade también Kabat-Zinn, que percibir y evaluar (appraisal, un término muy psicológico), son actitudes clave para responder y adaptarnos al cambio. Si cambiamos nuestra forma de observar, también cambiamos (y somos capaces de elegir) nuestra forma de responder.
Nereida es Psicóloga en su consulta privada, donde atiende a personas que viven en Holanda, en Español y en Inglés, tanto por Skype como de forma presencial. También realiza talleres de Mindfulness. Si quieres saber más información puedes contactarla enviando un email: hispaterapia@gmail.com