Viva la vida

«Un día típico como profesora de español en Amsterdam»

Clase de español

Mi día como profesora de español en Ámsterdam empieza temprano por la mañana. Me levanto y desayuno té y pan de cereales con queso, muy típico en estas tierras. Después de la ducha me pongo a preparar mis clases particulares matutinas. Estas clases las doy en casa. Hoy martes tengo a un ama de casa que cada verano viaja a España con su marido y está enamorada del idioma, la comida y el buen tiempo de mi país. Después, antes del almuerzo, que aquí es sobre las doce del mediodía, vienen a casa dos estudiantes jóvenes que quieren viajar medio año por Colombia, Costa Rica y Perú; este es el motivo por el que estudian español. Me encantan estas clases ya que el ritmo lo marca el alumno según su capacidad de aprendizaje y porque dan mucho juego para conversar sobre temas que interesan al estudiante en particular. Hoy en día, después de quince años dedicándome a la enseñanza de ELE, mantengo amistad con algunos de mis antiguos estudiantes, ¡cosa que me encanta!

Son ya las doce y media así que toca comer. Poco a poco voy acostumbrándome a estos horarios tan diferentes a los españoles. Antes voy al supermercado. Hoy voy a comer sopa de tomate; me irá bien con este frío calentarme un poco. Cuando llego a casa preparo la sopa, como, y ahora es el momento de preparar las clases de la tarde. Los martes doy clases en una academia aquí en la ciudad. Son clases de grupo y de varios niveles. La edad de los estudiantes va desde los 16 años hasta los 65, aproximadamente. Esta tarde tengo tres grupos: el primer grupo es de principiantes (A1), seis personas que vienen a la academia después de sus clases en la universidad; luego, un grupo de conversación avanzada (B2); y, por último, un grupito de nivel intermedio (B1).

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Una vez termino de preparar las clases, todavía tengo un poquito de tiempo para salir y comprar el periódico antes de ir a la academia. Me encanta leerlo tomando una taza de chocolate caliente en uno de los muchos cafés que hay en los canales de Ámsterdam. Disfruto viendo pasar a los cientos de ciclistas montados en sus bicicletas de vuelta a casa después de su jornada laboral; es mi forma de relajarme antes de empezar con las clases de la tarde.

Son ya las cinco y media de la tarde, así que cojo el metro y de camino compro una buena ensalada para comer en la academia antes de empezar con los grupos. ¡Aquí se cena sobre las seis de la tarde (que ellos ya lo llaman noche)! Cuando llego, me encuentro con dos de mis colegas que están cenando y comentando el frío que hace hoy. Aquí hay que esperar a mayo para que suban un poco las temperaturas, llueva menos y lo podamos llamar primavera. Los estudiantes empiezan a llegar. Algunos toman un café y hablan entre ellos. Otros terminan sus deberes.

A las seis y media empieza el primer grupo. Son jóvenes estudiantes que aprenden rápido y con muchas ganas de empezar a hablar. Acaban de empezar con el curso de español. A las ocho, después de una pequeña pausa, comenzamos con el grupo de conversación. Hoy vamos a comentar un artículo de actualidad y vamos a hacer un debate. A los estudiantes les encanta poder discutir en otro idioma, ¡se sienten muy orgullosos y yo también de ellos! Por último, a las nueve y cuarto, el último grupo por hoy. Es su última clase de este nivel así que al final de la clase montamos una pequeña fiesta. Yo pongo el vino y cada alumno trae algo para picar de casa. ¡A los holandeses les encantan los vinos españoles y las tapas! De hecho, cada vez hay más restaurantes de comida española en la capital holandesa.

Ya son las diez y media de la noche, así que recojo la clase y el material una vez se han ido los chicos a casa. Me despido de mis colegas y salgo a la calle. No llueve, ¡qué bien! Estoy cansada pero satisfecha. Todas las clases han ido bien y los estudiantes se lo han pasado bien, ¡un día redondo!
Escrito por Maria Blanco, de Andalucía. Gracias a todas sus experiencias trabajando y dando clases en el extranjero, está colaborando con ELE Barcelona para formar a nuevos profesores de español y contagiar de ilusión al que quiera hacer lo mismo.

1 comentario

  1. Hola! Me gusta tu historia. Mi nivel de español es muy alto. Hablo inglés y francés y estoy buscando un profesor de neerlandés. Holanda es un país del que estoy enamorada, así que me gustaría compaginar el poder mudarme allí con un trabajo que me encantaría, enseñar español, con todas las implicaciones de intercambio cultural y el consiguiente enriquecimiento mutuo.

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