Qué bonito es cuando el sol brilla en Amsterdam. Yo veo sonrisas, abrazos, gente mirando hacia el cielo buscando su beso, señor sol, que no solo calienta la ciudad, sino que alegra las almas de los que habitan esta bella ciudad.

Nunca pensé adorarlo tanto, señor Sol, ni valorar tanto su calor. Me burlaba tanto de todos los holandeses que corrían a las terrazas o a los parques a disfrutar de su presencia y hoy, una de ellas soy. Le confieso que no he llegado al grado de ir a tumbarme en bikini al parque y me atrevo a decir que nunca lo haré. Para eso, las felices bellezas y guapos de piel transparente y no tanto, que desean bebérselo todo a usted. Me seguiré conformando con las terrazas, las orillas de los canales y verles disfrutando cada rayo de color que se posa sobre su piel. Tendida sobre mi colorida mantita mexicana leyendo un libro o riendo con mis amigos mientras las gotas de vino rosado helado viajan por mi garganta y refrescan mi ser, no cesaré de brindar por usted.
La vida en Holanda es hermosa con su presencia, señor Sol. Quédese más tiempo con nosotros y cobíjenos con su calor. Yo se lo agradeceré con todo mi corazón…
Fuente: www.maggenamsterdam.wordpress.com
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